La factura de la luz: la emergencia energética puede combatirse con la fotovoltaica
Hay una emergencia en España debido a las altas facturas de electricidad. Las subidas del precio de la energía previstas en 2022 no tienen parangón en la historia de nuestro país y deben hacernos cambiar la forma de pensar en las políticas energéticas, empezando por las domésticas.

La razón de esta crisis económica, que recaerá fuertemente en los presupuestos familiares, es el gas, que ha sido mencionado con demasiada frecuencia como la solución por los gobiernos europeos, incluido el español, en los últimos 10 años.
Los hechos demuestran que el gas ya no es esa fuente fiable y cómoda que ensalzan ministros, funcionarios y altos cargos de algunas empresas energéticas. Su papel debe reducirse inevitablemente en favor de las fuentes de energía renovables.
¿Por qué vale la pena la fotovoltaica?
Porque es una inversión segura, útil y rentable, si se dimensiona adecuadamente.
En primer lugar, hay que destacar que, en comparación con hace 10-15 años, los precios de la instalación de placas solares ha bajado: por eso la inversión inicial siempre se amortiza, aunque no sea rápidamente. De hecho, es una inversión a largo plazo, si se dispone del espacio necesario para instalar los paneles (en el tejado, en el patio o en el terreno: la instalación en el suelo es estadísticamente más barata que la del tejado) y de la exposición adecuada.
Un factor importante que hay que tener en cuenta es el consumo de energía: en el caso de viviendas con un consumo muy bajo o desocupadas, el ahorro será pequeño. Los beneficios se notan más en los hogares u oficinas con mayor consumo energético: como es fácil adivinar, a mayor gasto, mayor ahorro por autoconsumo.
El futuro es de las renovables
La emergencia de la subida de la factura energética es tal que son necesarias intervenciones extraordinarias para calmar los precios a corto plazo, pero España (y Europa en su conjunto) no puede sustraerse a la necesidad de poner en marcha intervenciones estructurales que puedan evitar futuras crisis como la que se está produciendo en los últimos meses (y que probablemente continuará durante todo el invierno, mientras la demanda de gas siga siendo elevada).
Para poder reducir orgánicamente las facturas de las familias y las empresas, habría que impulsar al máximo la difusión de placas solares, con las instalaciones fotovoltaicas en los tejados de las casas y las empresas, pero también en terrenos libres de limitaciones paisajísticas y medioambientales.
Las instalaciones de placas solares residenciales se benefician de importantes deducciones fiscales, mientras que, para las instalaciones en tejados comerciales e industriales, que no se están extendiendo tan rápidamente, debería activarse cuanto antes una desgravación fiscal con valores más elevados, sobre todo en el caso de tejados antiguos de amianto que deban recuperarse (combinando beneficio con beneficio, con un doble beneficio para el medio ambiente y la salud).
Los sistemas fotovoltaicos con placas solares instaladas en el suelo se ven a menudo obstaculizados por complejos procedimientos de autorización: si se reducen los trámites burocráticos, las empresas, especialmente las agrícolas, podrían beneficiarse de importantes reducciones de costes, logrando la independencia energética (o convirtiéndose en productoras directas de energía para alimentar la red nacional).
En ese caso, sería esencial fijar precios de la electricidad dinámicos, con costes que varíen durante las distintas horas del día en función de los costes de producción.
Con las placas solares, por ejemplo, los costes de producción durante las horas de luz son muy bajos: esta dinámica de precios podría repercutir en los usuarios, como ya ocurre en algunos países, para concentrar el consumo en las horas en que la energía es más barata.
Para las fábricas, que siempre se han visto perjudicadas por el elevado coste de la energía, esta oportunidad marcaría la diferencia entre seguir abiertas o cerrar.
Fotovoltaica: energía distribuida y limpia
La energía fotovoltaica es una solución que puede proporcionar gran potencia en poco tiempo. Esto podría reducir rápidamente (y cada vez más) la dependencia del carbón, el gas y otros combustibles fósiles.
Un cambio de época (y democrático) respecto a la situación actual, en la que la producción de electricidad está centralizada. La energía fotovoltaica también puede combinarse con sistemas de fontanería y bombas de calor para climatizar la casa y calentar el agua sanitaria.
El aumento de la potencia fotovoltaica combinada con el almacenamiento es la mejor manera, inmediatamente disponible y fácilmente instalable, de amortizar el desastre medioambiental, además del económico, ligado a la crisis energética que estamos viviendo.